El futuro de la logística: Cambio climático.

El cambio climático se ha convertido en un desafío para la logística global en las últimas décadas, afectando profundamente en las cadenas de suministro, el sistema de transporte e incluso, a los trabajadores. En América Latina, esta realidad se manifiesta con mayor intensidad debido a su vulnerabilidad a fenómenos climáticos extremos y su lenta adaptación en infraestructura.

Los desastres naturales han aumentado en frecuencia e intensidad durante los últimos años, lo que ha resultado en la interrupción de operaciones por períodos significativos. Por ejemplo, en octubre de 2024, el huracán Milton impactó severamente los estados del sur de Estados Unidos, forzando el cierre temporal de Port Tampa Bay, un punto clave para el comercio hacia América Latina, Europa y Asia. Esta interrupción resultó en retrasos considerables para la entrega de mercadería, afectando tanto a empresas como a los consumidores finales.

La infraestructura portuaria en América Latina enfrenta desafíos similares, especialmente durante temporada de tormentas. Por ejemplo, el puerto de San Antonio en Chile ha experimentado un aumento en marejadas anormales, obligando a detener sus operaciones en más de una ocasión. Sin embargo, las tormentas y huracanes no son el único problema que enfrenta el comercio marítimo. Las sequías también representan un gran reto especialmente para el transporte, como el caso del Canal de Panamá que, actualmente, se encuentra atravesando por una sequía derivada del fenómeno del Niño. Esta sequía ha reducido los niveles de agua en el embalse Gatún. Asimismo, este fenómeno afectó los puertos de Panamá, Nicaragua y El Salvador, disminuyendo el tráfico un 10%. Esto ha resultado beneficioso para las rutas desviadas hacia Guatemala, sin embargo, también afecta la recepción de mercadería proveniente de otros continentes.

Para el transporte terrestre, el cambio climático no pasa desapercibido. El principal reto son las lluvias intensas y deslizamientos de tierra que pueden provocar la obstaculización de las principales rutas regionales. Por ejemplo, en Guatemala, un derrumbe reciente obstaculiza el kilómetro 61 de la ruta al Atlántico, afectando el flujo de mercancía. Por otro lado, el calor extremo también puede llegar a afectar las vías de comercialización terrestres. Las altas temperaturas provocan la deformación y agrietamiento de carreteras, provocando el deterioro del transporte y obligando a las empresas a desviar sus rutas, aumentando costos y recursos.

El cambio climático incluso afecta al sector energético, ya que los fenómenos climáticos pueden interrumpir la producción y distribución de energía. La dependencia a sistemas de energía débiles ante condiciones climáticas adversas descubre la necesidad de contar con diferentes fuentes de energía para garantizar un suministro constante.​

Otras víctimas del cambio climático son los trabajadores encargados de la cadena de suministro. Las condiciones climáticas extremas pueden llegar a poner en riesgo su integridad, especialmente si deben trabajar durante temporadas de calor extremo o durante tormentas / épocas lluviosas que, no solo dificultan sus operaciones diarias, sino que también aumentan el riesgo de accidentes laborales.

Para enfrentar estos desafíos, es importante invertir en infraestructura resiliente, además de mejorar y adaptar puertos, carreteras y sistemas de transporte para que estén preparados para los fenómenos climáticos extremos y se reduzcan las interrupciones y pérdidas económicas a largo plazo. Además, la implementación de tecnologías avanzadas, como sistemas de monitoreo en tiempo real y análisis predictivo, ayudaría a anticipar y gestionar riesgos climáticos de manera más efectiva.​

Asimismo, la evolución de fuentes de energía hacia opciones más sostenibles es una opción que podría ayudar a reducir su impacto ambiental. Esto no solo garantiza un suministro energético más estable, sino que también contribuiría a la reducción de emisiones de gases contaminantes, sumándose a los esfuerzos mundiales de frenar el cambio climático.​ Es importante compartir recursos y prácticas sostenibles entre países latinoamericanos para fortalecer la capacidad de respuesta ante desastres naturales y optimizar las cadenas de suministro. 

Autor: Alejandra Letona, CEALSA

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